La maternidad es un rito de paso: el embarazo, el parto y los primeros años después del parto.

Y no es lo mismo ser madre a los 25 que a los 35 años o después. A la vez que entras en la experiencia materna alrededor de los 35 años comienza un proceso psicológico, espiritual y hormonal específico. Más conocido como «la crisis de los 40» y «la menopausia» (que a mí me gusta llamar la plenopausia o la Segunda Primavera como en la Medicina China).

La maternidad madura necesita encontrar un significado profundo en esta transformación conjunta sino el sabor y la calidad de esta etapa vital extraordinaria nos llevará a una vida que no queremos vivir.

Y no es nada fácil. Tanto en la maternidad, como en estos años claves de tu vida adulta, una identidad y vida anterior se mueren para que pueda nacer algo nuevo. Cambian las preguntas y las prioridades, la manera de estar y ver el mundo. Y es un tránsito largo.

Eres tú la que atraviesa la experiencia de la iniciación y sin embargo, necesitamos a la tribu, a nuestra gente ser testigo de nuestra travesía para reconocernos después en nuestro nuevo poder, nuevo estatus, nuevos privilegios, sabiduría y responsabilidades.

Si esto no ha ocurrido, nos sentimos desorientadas, sin fuerza, sin poder. A menudo se llama la depresión.

Una madre agotada, triste, sola está en su oscura noche del alma porque no ha sido ni cuidado ni visto ni reconocido por la comunidad en su rito de paso a la madurez y a su nuevo Yo expandido.

Es un proceso sagrado, y como tal, muy mal entenido y atendido en nuestra sociedad.

O expandes tu consciencia y comienzas a ver con claridad, o te quedas atrapada en las cadenas que te sujetan.

No hay más opciones.

Una madre serena la ha atravesado, ha elevado su consciencia y se ha vuelto a reconstruir desde dentro. Ha integrado su liderazgo innato.

Imagina sentirte así de serena, poderosa, ligera.

Con cada nueva etapa vital las cosas se acaban para que la verdad y la belleza puedan ser vistas, admiradas y experimentadas. Las estructuras, los mundos tienen que derrumbarse para que la verdad pueda ser revelada. Esto es la iniciación.

Y sólo porque algo te de miedo, no significa que sea peligroso.

Lo que nos enloquece y nos deprime es la falta de palabras adecuadas para expresar y compartir las experiencias místicas que experimentamos en el embarazo, en el parto, en la maternidad… En la vida

Lo más importante es que haya alguien a tu lado en tu iniciación diciéndote que te espera, que no se va a ir a ningún sitio, y que puedes hacerlo.

Alguien que crea un lugar íntimo, seguro y sagrado para sostenerte.

Alguien que te vea siempre en tu poder y belleza.

Yo soy esa persona, es uno de mis talentos.

Primero, te invito a leer con calma todos los detalles de Alquimia Materna para sentir si es el mejor proceso de acompañamiento para tu profunda transformación.

Al ser una experiencia muy especial, ritualizada y exclusiva no es para todo el mundo. Si tienes preguntas más específicas, escríbeme info@maternidadluminosa.com.

Segundo, cuando estás preparada y sientes la llamada para caminar con elegancia desde el estrés, la tensión y el agotamiento hacia la armonía, el placer y la ligereza, te invito a una pre-entrevista gratuita para resolver todas tus dudas. Y ver juntas si Alquimia Materna serviría tu bienestar superior.

¿Te interesa?

Espero conocerte muy pronto, alma bella.

Mientras tanto seguimos caminando.